Sheinbaum impulsa una cruzada nacional contra el acoso tras incidente en el Centro Histórico

La detención de Uriel “N”, el hombre que acosó a la presidenta Claudia Sheinbaum en el Centro Histórico de la Ciudad de México, desató un debate nacional sobre el acoso, la violencia contra las mujeres y los límites del respeto a la investidura pública.

El hecho ocurrió después de una reunión en Palacio Nacional, cuando la presidenta caminaba hacia la Secretaría de Educación Pública. En un video difundido en redes sociales se observa cómo un hombre se aproxima de forma inapropiada e intenta besarla. Sheinbaum se alejó sin perder la calma.

Minutos después, el agresor fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) en el callejón Condesa y puesto a disposición del Ministerio Público en la Fiscalía de Investigación de Delitos Sexuales. El Registro Nacional de Detenciones lo identificó como Uriel “N”.

Durante su conferencia matutina, la presidenta confirmó que presentó una denuncia formal y explicó su decisión: “Decidí levantar la denuncia porque esto lo vivimos todas las mujeres en México. Si no lo hago yo, ¿en qué condición se quedan las demás? Si esto le hacen a la presidenta, ¿qué va a pasar con las jóvenes mexicanas?”.

Sheinbaum señaló que el hombre estaba bajo los efectos del alcohol y reiteró que no cambiará su forma de acercarse a la gente, pero pidió que se respete el espacio personal de las mujeres: “Ningún hombre tiene derecho a vulnerar nuestro espacio personal. Es un delito y debe sancionarse”.

La mandataria también criticó la publicación de fotografías del incidente en algunos medios de comunicación, calificándola como un acto de revictimización: “Más allá de diferencias políticas, hay límites éticos. La fotografía que publicó Reforma fue una falta de respeto; espero una disculpa”.

Tras el incidente, Sheinbaum pidió a Citlali Hernández trabajar en dos acciones: revisar si el acoso es considerado delito penal en todas las entidades del país y lanzar una campaña nacional contra el acoso, no por ser presidenta, sino por las mujeres de México.

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, confirmó la detención del agresor y aseguró que en la capital “no hay lugar para el acoso de ningún tipo”. Añadió que se procederá conforme a la ley, afirmando que “la presidenta tiene derecho a caminar libremente por su ciudad”.

El delito podría configurarse como abuso sexual, según el artículo 260 del Código Penal Federal, con una pena de seis a diez años de prisión. No obstante, al tratarse de un delito de querella, el proceso sólo continuará si la presidenta mantiene su denuncia.

Con este caso, el gobierno federal abre la puerta a una revisión profunda de las leyes contra el acoso y busca enviar un mensaje contundente en defensa de las mujeres y su derecho a vivir sin violencia.